Joven colombiano decide cómo sacar provecho de estas cuantías.
Desde que, en 1945, el Gobierno de Colombia estableciera la instauración de las cesantías, estas han servido como método de ahorro para todo aquel trabajador que se quedara sin empleo. Aunque el objetivo siempre ha sido este, el de tener recursos cuando se corta una relación laboral, a lo largo de estos años se han ampliado los motivos, como la compra de vivienda, las reparaciones locativas o la financiación de la educación de hijos, cónyuges y dependientes de los trabajadores.
Al margen, desde el inicio de la pandemia por COVID-19, la cesantía ha servido como protección de los colombianos ante la destrucción de puestos de trabajo. En definitiva, ha sido un colchón que ha beneficiado a más de 10 millones de colombianos y sus familias. En UNIR, analizamos en qué consiste esta ayuda económica y cómo invertirla en el porvenir personal.
Las cesantías son una prestación social a la que tienen derecho los trabajadores colombianos con contrato a término fijo o indefinido. Se recibe de manera anual y debe ser entregada por los empresarios a una Administradora de Fondos para Pensiones (AFP) antes del 14 de febrero de cada año a nombre del trabajador.
El monto equivale a un mes de salario por cada año trabajado (incluyendo la ayuda para el transporte). En caso de haber estado menos tiempo dentro de la empresa, se liquidará solo la parte proporcional. Ese dinero se ahorra de manera anual y será cuestión del propio trabajador quien decida si quiere o no disponer de esa cuantía para pagos en su vivienda habitual, obras relacionadas o el pago de los estudios propios, de su cónyuge o sus hijos.
Siempre que uno quiera usar el dinero para estos motivos, deberá justificar que ese es el objetivo final y que no se trata de defraudar una ayuda para casos de necesidad.
Por otro lado, la empresa debe abonar al trabajador antes del 31 de enero de cada año los intereses devengados por esas cesantías, que corresponden a un 12% del sueldo anual. Por lo tanto, si un trabajador gana $1.000.000, recibirá directamente en su cuenta $121.666 de intereses por el año. Una oportunidad para seguir ahorrando con el propósito de mejorar personalmente.
En 2021, los colombianos retiraron en concepto de cesantías unos $7 billones, lo que supone tan solo un 43% del monto total de dinero que custodian las AFP. Los dos principales conceptos fueron por cese del trabajo ($2,43), por compra de vivienda ($2,14) o liberación de deuda ($1,63).
A continuación, estaría la opción de la educación, con un total de $535.000 millones, lo que representó el 7,6% de los retiros. Estas cifras son superiores a las del año anterior, registrando un aumento de un 9,4%, lo que demuestra el interés de los colombianos por mejorar en el ámbito de la formación.
Si estás pensando en destinar esas cesantías para tu educación, la de tu cónyuge o la de tus hijos, debes tener en cuenta que se pueden usar para financiar:
Tal y como hemos mencionado, es importante justificar que la retirada de las cesantías tiene que tener un objetivo real y justificado, contemplado por la ley que las regula.
En caso de querer solicitarlo para financiar los estudios superiores de un cónyuge o de un hijo, se requiere la orden de matrícula o factura, el documento de identidad o el documento legal que demuestre que existe un parentesco con el beneficiario (partida de nacimiento para los hijos; y de matrimonio o declaración jurada de convivencia, para cónyuges).
Si se trata del propio trabajador, solo deberá presentar la matrícula de la entidad educativa debidamente autorizada, con información sobre el programa académico, los datos del estudiante, el valor y el tiempo que le va a llevar realizarlo.
Según el Decreto 1562 de 2019, también se pueden retirar las cesantías para abonar los plazos de un crédito educativo, seguro o ahorro programado. En esos casos, desde las administradoras requieren:
Es importante que las empresas trabajen en campañas de educación financiera que ayuden a generar conciencia en sus empleados sobre cómo dar un buen uso a las cesantías. Este método de ahorro debe ser una manera responsable que sirva, ya no solo para paliar momentos económicos complejos, sino también para crecer como persona y como profesional.
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Autor: Alberto Pascual García
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