La pedagogía musical es la disciplina que estudia y aplica los principios de la música en los procesos de enseñanza y aprendizaje, con el fin de potenciar tanto el desarrollo cognitivo como el emocional, social y expresivo de los estudiantes. A través de la exploración auditiva, vocal e instrumental, así como de la interpretación y comprensión de la música, esta área pedagógica promueve experiencias educativas significativas, activas y creativas.
Teniendo en cuenta lo anterior, es necesario que use una didáctica diferente, que sea sistemática y también reflexiva, con la intención de que el aprendizaje sea mucho más sencillo y más divertido.
Su práctica requiere una didáctica específica, sistemática y reflexiva, que favorezca no solo la adquisición de contenidos musicales, sino también el desarrollo de competencias transversales como la atención, la memoria, la sensibilidad estética, la colaboración y la autonomía. En este sentido, no se trata únicamente de enseñar música, sino de enseñar a través de la música, integrándola como herramienta mediadora en distintas áreas del conocimiento.
Incluso grandes compositores como Johann Sebastian Bach, Nadia Boulanger o Leonard Bernstein dedicaron parte fundamental de sus vidas a la enseñanza, convirtiéndose en referentes pedagógicos cuya influencia ha trascendido generaciones. Sus aportaciones evidencian que la labor educativa y la creación musical pueden caminar juntas, enriqueciendo mutuamente los procesos formativos. Desde esta perspectiva, la pedagogía musical se configura como una poderosa aliada para todo docente que desee transformar su práctica educativa y hacer del aula un espacio más dinámico, inclusivo y estimulante.
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Un ejemplo notable de adaptación contextualizada de la pedagogía musical en América Latina es el trabajo del colombiano Alejandro Zuleta Jaramillo. Reconocido como el “Kodály de Colombia”, Zuleta lideró la adaptación del método Kodály al contexto colombiano, integrando el repertorio tradicional del país en la enseñanza musical. Su enfoque promovió el canto coral y la educación musical a través de la música folclórica, fortaleciendo la identidad cultural y facilitando el acceso a la educación musical en diversas regiones de Colombia.
Existen muchos métodos, los cuales son aplicables en las aulas de clases, y cada uno con diferentes tipos de estrategias, enfocadas a desarrollar habilidades en los niños y adolescentes indispensables para su formación en educación.
De esta manera, entendiendo lo que es pedagogía musical, en grandes rasgos, para un docente podría ser una estrategia llamativa para aplicar en el aula de clases. Así de esta manera, si eres un profesional de la educación y estás interesado en ampliar tus conocimientos y estrategias en pedagogía, puedes acceder a la Especialización en Educación Musical.
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Esta se puede definir como el proceso de formación teórico/práctico, en el que se desarrolla una forma de enseñanza instruccional, en la que se reflexiona sobre el significado de la música y la forma como esta influye en los intérpretes y en quien la escucha.
El contexto de la pedagogía musical es totalmente aplicable a la educación en términos generales, centrado en el conocimiento, la experimentación, la comprensión y la capacidad interpretativa de los estudiantes, con el objetivo de potenciar y fomentar las habilidades cognitivas, incluyendo sus valores y carácter (1).
Considerando lo anterior, es importante también entender la diferencia que hay con la educación musical, pues son conceptos diferentes. Si bien la pedagogía musical se centra en la enseñanza por medio de la música, la educación musical es la que se centra específicamente en la enseñanza de la música, es decir, se enfoca en la ejecución de instrumentos musicales o la interpretación de la música.
La pedagogía musical se revela como un enfoque metodológico altamente eficaz y transversal, aplicable a múltiples contextos educativos más allá del aprendizaje específico de la música. Su propuesta se articula en torno a pilares como el conocimiento experiencial, la experimentación activa, la comprensión crítica y la capacidad interpretativa, todo ello orientado a desarrollar no solo habilidades cognitivas, sino también aspectos fundamentales del carácter y los valores del estudiante.
Es importante distinguir claramente entre pedagogía musical y educación musical, dos conceptos a menudo confundidos. Mientras que la educación musical se centra en la formación técnica y artística del alumno —aprendizaje de instrumentos, teoría musical, análisis y repertorio—, la pedagogía musical utiliza la música como vehículo para alcanzar fines educativos más amplios. En este segundo caso, la música no es el objetivo exclusivo, sino el medio para cultivar competencias generales, como la expresión, la creatividad, la cooperación o el pensamiento crítico.
La relevancia de la pedagogía musical reside precisamente en su capacidad para generar conexiones entre distintas áreas del saber, favoreciendo un aprendizaje integral desde edades tempranas. En el ámbito de la infancia, por ejemplo, la práctica pedagógico-musical puede incidir positivamente en múltiples dimensiones del desarrollo:
Considerando todos estos aspectos, se pueden desarrollar y vincular en la formación musical; por ello, en temas de pedagogía, es una metodología que puede impulsar desde diversas áreas el desarrollo de los estudiantes en el entorno educativo.
Por esta razón es que se han creado diversos métodos de aplicar las pedagogías musicales, por parte de diferentes autores expertos en la materia, como Jaques Dalcroze, Edgar Willems, Shinichi Suzuki, Carl Orff, Zoltán Kodály y Martenot.
La pedagogía musical, por tanto, no solo se sitúa como una opción metodológica válida, sino como una herramienta transformadora dentro de la educación contemporánea, capaz de fomentar un aprendizaje más humano, creativo y significativo.
A continuación nombraremos algunos de los métodos más conocidos en la enseñanza musical:
El método Kodály se enfoca principalmente en las posiciones del cuerpo para generar guías en la entonación de notas musicales; específicamente, se usaron las posiciones de las manos. No obstante, se encontraron diferentes enfoques ligados a la pedagogía musical en los que se pueden aplicar enfoques prácticos, metodológicos y musicales para el desarrollo de la misma.
Según Martenot, los modelos pedagógicos musicales deben tener en cuenta las diferencias fisiológicas y psicológicas en todo momento. Lo que quiere decir que es necesario diferenciar entre niños y adultos a la hora de aplicar esta metodología y, por lo tanto, la psicología juega un papel importante en la formación musical.
En este sentido, su método se centra principalmente en el desarrollo motriz usando como base los ritmos musicales relacionados con la actividad plástica. Lo que hará que el estudiante desarrolle mejor sus sentidos, la improvisación, el sentido tonal basado en ejercicios de pregunta-respuesta.
Este método se basa en el concepto de que las habilidades del niño no se heredan, sino que estas deben aprenderse. Esto quiere decir que no se enfoca en el talento del estudiante, sino que desarrolla y se educa desde cero.
El método de Carl Orff se caracteriza fundamentalmente por las expresiones orales, tanto para la música como en un sentido lingüístico. Allí se trabajan aspectos importantes para la música y el lenguaje como el acento, los tonos y la entonación. Su trabajo fue criticado inicialmente, pero en la actualidad es muy valorado por sus aportes al control de la melodía y en aspectos relacionados con la dicción, la articulación y la acentuación en el canto.
Willems propuso en su método el despertar y armonizar las facultades del ser humano mediante la educación auditiva y la identificación del sonido. Por lo tanto, estableció que el ser humano puede ser partícipe en todas las facetas de la educación musical, tomando en consideración la sensorialidad como la reacción ante el sonido, la melodía como la sensibilidad emotiva y afectiva y la armonía y polífonía como la conciencia mental.
Su metodología se basó en el ritmo, en el cual los movimientos corporales y ejercicios rítmicos implicaban desarrollar una mejor coordinación visomotora y motricidad gruesa. Esto logró demostrar que el ritmo es el medio para trabajar en la mentalidad rítmica, el aparato muscular y el sistema nervioso (3).
La argentina Violeta Hemsy de Gainza fue una figura clave en la pedagogía musical latinoamericana. Su enfoque integrador combinó la pedagogía musical con la psicología social, promoviendo una educación musical centrada en la creatividad, la improvisación y el respeto por los procesos individuales de aprendizaje. Hemsy de Gainza abogó por una enseñanza musical que considerara las dimensiones cognitivas, afectivas y sociales del estudiante. Su legado perdura en la formación de docentes y en la implementación de prácticas pedagógicas innovadoras en América Latina y Europa.
Las aplicaciones de esta disciplina se pueden ver reflejadas en muchos aspectos de la educación. La música pedagógica puede ser clave en la enseñanza infantil, puesto que no solo es capaz de desarrollar habilidades musicales, sino que también desarrolla otras habilidades, tanto cognitivas como motoras, en los niños.
Esto también puede impulsar estudiar la pedagogía musical de una manera mucho más profunda para desarrollar nuevas metodologías que impulsen y mejoren la manera como los alumnos aprenden en la escuela.
Adicionalmente, esto propicia un ambiente mucho más cómodo para los alumnos, además de divertido. Pues hay que tener en cuenta que la música en la infancia está muy presente, desde las canciones de cuna hasta las canciones infantiles que usan para dormir o entretener a los más pequeños.
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