Muestra una visión mucho más amplia que integra los diferentes aspectos y condiciones que se pueden presentar en los alumnos de una institución o colegio.
En este sentido, definir qué es la educación inclusiva en Colombia puede tomar ciertos matices en lo que se refiere a la enseñanza. Por lo tanto, esta consiste en el proceso de aprendizaje tanto de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, independientemente de su situación personal, social o cultural, incluyendo aquellos que presentan algún tipo de discapacidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, se han desarrollado diferentes enfoques y metodologías a aplicar, como el aprendizaje colaborativo, las comunidades de aprendizaje, el aprendizaje basado en problemas, la clase invertida o flipped classroom, el aprendizaje basado en el pensamiento crítico, los paisajes de aprendizaje, entre otros.
La educación inclusiva en Colombia es una política y un enfoque que busca garantizar el derecho a la educación de todas las personas, reconociendo y valorando la diversidad del estudiantado como una riqueza y no como un problema a resolver. Esto implica adaptar el sistema educativo para que responda de manera equitativa, participativa y flexible a las necesidades, intereses, estilos de aprendizaje y contextos de vida de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, sin ningún tipo de discriminación.
En el contexto colombiano, la educación inclusiva está respaldada por la Constitución Política de 1991, que establece el derecho a la educación sin distinción alguna, y por normativas como la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994), la Ley 1346 de 2009 (que aprueba la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad) y el Decreto 1421 de 2017, que regula la atención educativa para estudiantes con discapacidad en el marco de la educación inclusiva.
Este enfoque va más allá de la atención a personas con discapacidad: también incluye a estudiantes en situación de vulnerabilidad por razones étnicas, sociales, económicas, lingüísticas, culturales, territoriales, entre otras. La educación inclusiva en Colombia promueve la eliminación de barreras físicas, actitudinales, pedagógicas y comunicativas, y exige transformaciones en las políticas, culturas y prácticas escolares, con el fin de lograr una escuela para todos y con todos, donde se garantice el aprendizaje y la participación plena de cada estudiante.
Gracias a estos modelos, el abanico de posibilidades dentro de la educación inclusiva se abre, considerando la diversidad de aplicaciones de este enfoque dentro del aula de clase y contextos no formales. No obstante, para ello, es necesario que los docentes se capaciten y comprendan dichos enfoques, algo que pueden lograr realizando la Especialización en Educación Inclusiva Virtual en Colombia, ofrecida por la Fundación Universitaria Internacional de La Rioja – UNIR con un plantel educativo con experiencia y listos para compartir sus conocimientos.
Debido a la forma como se ha conceptualizado, la importancia de la educación inclusiva radica principalmente en que muestra un enfoque fundamentado en el valor de la diversidad como un aspecto que puede fortalecer el proceso de aprendizaje y enseñanza. Por consiguiente, esta forma de ver la educación logra favorecer el desarrollo humano y mejora el factor integral que compete a la educación.
Entendiendo esto, la educación inclusiva puede orientar el sistema educativo de una institución de forma unificada, ofreciendo a sus alumnos un plan de estudios basado en sus necesidades e intereses. No obstante, se debe tener en cuenta que algunos estudiantes requerirán para su desarrollo integral políticas y normas que satisfagan, si no es completamente, en su mayoría las necesidades en base a sus características particulares (1).
Esto no solo implica integrar a estudiantes con necesidades específicas en el aula regular, sino transformar el sistema educativo para que sea más flexible, equitativo y respetuoso de las diferencias. Esto significa adaptar los contenidos, las metodologías, la evaluación, los entornos de aprendizaje y la formación docente para responder a las características de todos los estudiantes, eliminando barreras físicas, pedagógicas, comunicativas, actitudinales y sociales.
En primer lugar, basados en lo que es la educación inclusiva en Colombia, es necesario entender lo que son las NEE. Estos son los apoyos y atenciones específicas que se brindan a estudiantes con discapacidad para conseguir que este cumpla con los objetivos de aprendizaje de un plan de estudios ordinario (2).
Las necesidades educativas especiales, por lo general, derivan de algún tipo de discapacidad, la cual puede ser física, cognitiva, sensorial, psíquica o de trastornos de comunicación y lenguaje. Por ello, se deben conocer cuáles son los tipos de NEE:
Uno de los objetivos de la educación inclusiva es el de integrar a todos los alumnos (niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos) dentro del sistema escolar y garantizar la igualdad de derechos. Sin embargo, este objetivo está basado en ciertos principios que establecen los criterios necesarios para el cumplimiento de dicho objetivo (3).
Algunos de los principios básicos de la educación inclusiva son:
Entender el significado de la educación inclusiva también depende de conocer cuál ha sido su historia y evolución. En el contexto colombiano, se puede destacar la intención del Estado de fomentar las políticas inclusivas desde una visión legal que garantiza los derechos a todas las personas a la educación.
En 1991, la Constitución Política reconoció lo que es la educación inclusiva y que las personas con NEE tienen el derecho a acceder a educación de calidad que promueva su desarrollo integral, su independencia y participación en la sociedad en condiciones de igualdad.
Con la intención de integrar de forma total la normatividad en relación a la educación en el país, se estableció la Ley 115 de 1994, o mejor conocida como la ley general de educación. Allí se definieron todos los objetivos, derechos y deberes del servicio público educativo, en el que actúan los intereses de las personas, la familia y la sociedad.
En concordancia y con la intención de establecer políticas que integren a todas las personas en el marco educativo, el gobierno colombiano determinó los mecanismos de integración social para las personas con limitaciones, garantizando su derecho a la educación con la Ley 361 de 1997.
Luego, en 2003, se expidió el Decreto 2565 de 2003, en el cual se establecieron los parámetros y criterios para la prestación del servicio educativo a la población con necesidades educativas especiales.
Siguiendo la línea de tiempo de la educación inclusiva en Colombia, el gobierno determinó, mediante la Ley 1618 de 2013, que las personas con discapacidad deben contar con todas las herramientas, las medidas de inclusión y la acción afirmativa para eliminar cualquier tipo de discriminación debido a su discapacidad.
Cuatro años después, el Ministerio de Educación reglamentó el Decreto 1421 de 2017, por el cual tiene como objetivo principal garantizar el acceso, permanencia y calidad de la educación para personas con discapacidad, fomentando la educación inclusiva desde el preescolar hasta la educación superior.
Haciendo alusión no solo a las discapacidades, sino también a los trastornos de aprendizaje, el gobierno promulgó la Ley 2216 de 2022, en la que se promueve la educación inclusiva y el desarrollo integral de niñas/os, adolescentes y jóvenes con trastornos específicos de aprendizaje.
La educación inclusiva en Colombia en 2025 cuenta con los medios y la legislación adecuada para lograr una integración completa de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos que tienen alguna discapacidad o trastorno. La intención de esto es que ellos puedan participar de manera directa en el proceso educativo con el apoyo de las herramientas necesarias para su desarrollo en la educación y en la sociedad (4).
A través de la historia, ha habido grupos excluidos de la educación. Sin embargo, la ley de educación inclusiva en Colombia ha logrado que muchos de estos grupos tengan garantizados sus derechos a la educación por medio de la aplicación de políticas inclusivas.
Anteriormente, algunas discapacidades han sido un impedimento para que las personas puedan acceder a la educación. Discapacidades visuales, auditivas y cognitivas son algunos de los factores que excluían a las personas cuando no se contaba con los recursos o las metodologías para incorporarlos a las instituciones educativas.
La mujer fue excluida de la educación también por creencias y pensamientos que en su momento no garantizaban todos sus derechos. No obstante, con el tiempo, los derechos de la mujer fueron establecidos, permitiendo que accediese a la educación con total normalidad.
Debido a la historia de las comunidades afro, estas fueron excluidas de la mayoría de sus derechos. Luego del reconocimiento de estos y el restablecimiento de sus derechos como cualquier otra persona, tuvieron acceso a la educación.
Las comunidades indígenas también tuvieron que esperar a que la educación fuese más inclusiva para integrarse a la academia. A día de hoy, el gobierno ofrece beneficios a estas comunidades facilitando su acceso a la educación.
Debido a las dificultades de movilidad y transporte, algunas zonas alejadas de los centros educativos estuvieron excluidas de la educación. No obstante, existen programas que en la actualidad garantizan la movilidad de los niños, niñas y adolescentes a las instituciones educativas.
Son personas que tuvieron la necesidad de trasladarse de su lugar de vivienda a otras zonas, llegando con poco o ningún tipo de presupuesto para subsistir. El acceso a la educación se logró por medio de programas que subsidian a las personas víctimas del conflicto en Colombia.
Los migrantes también sufrieron esto, tanto por parte de sus recursos económicos como en ocasiones por la discriminación que sufrían en su entorno social. El gobierno estableció políticas migratorias que ayudaban a estas personas con recursos y otorgándoles acceso a la educación.
Este pueblo gitano fue afectado por el conflicto, por lo que no contaban con las condiciones ideales. Sin embargo, por medio del Decreto de Ley 4634 de 2011, el gobierno garantizó su cobertura en salud, reunificación familiar y educación gratuita, entre otras.
La situación económica condiciona el acceso y la permanencia escolar por necesidad de trabajo infantil o falta de recursos básicos.
A menudo sufre exclusión, acoso escolar y falta de políticas de protección.
Tienen acceso limitado a oportunidades educativas pertinentes dentro del sistema penitenciario o de responsabilidad penal adolescente.
Su jornada laboral interfiere con el acceso y permanencia en la escuela, afectando su desarrollo integral.
Colegios, instituciones de educación superior y comunidades fomentan las políticas inclusivas por medio de proyectos que benefician a muchos niños, jóvenes y adolescentes.
Un ejemplo es el proyecto de Pedagogía y Protección para la Niñez Refugiada y Migrante con Enfoque Mixto (PPN), el cual consiste en la creación de entornos inclusivos para asegurar el acceso, la permanencia y la continuidad en la educación para niñas, niños y adolescentes refugiados, migrantes y retornados.
El Proyecto Triangular es un programa de educación inclusiva que se empezó a implementar en 2024 en seis colegios de Bogotá. Su objetivo es trabajar con personas víctimas del conflicto con la intención de visibilizar la diversidad desde un modelo social de la educación inclusiva y de la justicia educativa.
En Norte de Santander también apuntan a mejorar la educación inclusiva e intercultural, promoviendo un programa en el que se beneficiarán más de 2.000 niños en condición de discapacidad y con talentos excepcionales. En este proyecto participarán docentes de apoyo, intérpretes de señas, psicólogos, modelos lingüísticos, entre otros.
Siempre van a existir diferentes desafíos y retos en la educación, puesto que el mundo es cambiante y las situaciones serán diferentes. Por esta razón, el gobierno siempre debe estar actualizando las políticas inclusivas, fomentando el mejoramiento de la educación en dichos sectores.
La capacitación y creación de nuevas estrategias capaces de suplir las NEE de cada uno de los niños que quieran acceder a la educación. Este aspecto debe ser cambiante, evolutivo y que se adapte a cualquier requerimiento que se presente, con el fin de que ningún niño, niña, adolescente, joven o adulto sienta discriminación o que las condiciones de una institución imposibiliten su derecho a la educación.
Definir la educación inclusiva de una manera específica, considerando todas las posibilidades que pueden presentarse, ayudaría a generar mayor conciencia y modelos de enseñanza y aprendizaje que se adapten a cada persona en su paso por las instituciones educativas del país.
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